Los insecticidas son sustancias químicas utilizadas para controlar y eliminar plagas de insectos. Son ampliamente utilizados en la agricultura, así como en la industria alimentaria y en hogares para prevenir y eliminar infestaciones de plagas. Sin embargo, a pesar de sus beneficios, también tienen consecuencias negativas tanto para el medio ambiente como para la salud humana.
Existen varios tipos de insecticidas, como los organoclorados, organofosforados, carbamatos y piretroides. Cada uno de ellos actúa de manera diferente y tiene diferentes niveles de toxicidad. Los insecticidas más antiguos, como los organoclorados, han sido prohibidos en muchos países debido a su toxicidad y su capacidad para acumularse en el medio ambiente y en los tejidos animales.
Los insecticidas actúan de diversas maneras para matar los insectos. Algunos actúan como neurotoxinas, afectando el sistema nervioso de los insectos y provocando su muerte. Otros insecticidas pueden ser repelentes o inhibidores del crecimiento, evitando que los insectos se reproduzcan y se propaguen.